Limpiar es una de las acciones que más pereza suelen darnos. Evidentemente, debemos hacerlo no solo por salud, sino también por imagen de cara a las personas invitadas que van a nuestra casa. A la hora de asear las estancias del hogar, el baño se convierte en la más desagradable y el inodoro se convierte en la que más repulsión suele darnos. Por ello, las personas ansían con limpiarlo de manera rápida para pasar ese mal trago.
Sanear el inodoro en 3 minutos es posible
¿Qué os parecería saber que podemos limpiar el inodoro de nuestro hogar en tiempo récord? Ahora es posible, puesto que basta con tener 3 minutos de nuestro tiempo para disfrutar de su limpieza. Las personas dudan en cuanto a la periodicidad al limpiarlo, pero lo lógico es que se realice cada dos días. Lógicamente, todo ello dependerá del número de personas que vivan en nuestra casa y también si algunas personas están indispuestas y hacen mayor uso de él.
En familias con personas mayores o niños, la frecuencia deberá ser mayor y con más conciencia. Lo más idóneo en estos casos es hacerlo dos veces semanales. La primera de ellas deberá ser con un limpiador antical y la segunda, con un limpiador desinfectante para tener limpieza, blanqueo y desinfección.
La mayoría de las bacterias de los inodoros no son patógenas
El Departamento de Salud Pública de la Universidad de Arizona, ha señalado que hay más posibilidad de transferir más gérmenes si tiramos de la cadena con la tapa levantada. Las bacterias que hay en un wáter no tienen por qué crearnos infecciones. Si bien es cierto que alguna de ellas son patógenas, o sea, que causan enfermedades, la mayoría de ellas no lo son.
La gran mayoría de bacterias del baño son de tipo dérmico, es decir, no tienen riesgo alguno para el ser humano. Sin embargo, incidimos en que lavarse las manos correctamente tras usar el inodoro es el método más seguro para no tener problemas.
Cuando hablamos de limpiar el inodoro, siempre pensamos en que lo mejor es hacerlo de su interior, pero es donde menos bacterias se acumulan, puesto que usamos agua para lavarlo. El problema se halla en las zonas que están en contacto con nuestra piel, es decir, la taza. Para evitar problemas, debemos hacer uso del inodoro y limpiar la zona con un paño tras su uso.
Para limpiar el inodoro, emplearemos un cepillo de dientes, un limpiador de wáter, uno genérico en spray, una escobilla y papel de cocina. Tendremos que ponernos guantes, de un color específico para distinguirlos de la zona del baño y vaporizamos por fuera el inodoro, tapa, cisterna y pie incluidas. A continuación, aplicamos limpiador de inodoro por dentro de la taza. No hay que olvidarse de limpiar el tirador de la cisterna, puesto que es la zona que tocamos con las manos sucias.
Cerramos la tapa y con papel de cocina retiramos el limpiador que hemos aplicado en el exterior. Con el cepillo de dientes podemos limpiar las juntas inaccesibles o la zona de tornillos que ajustan la tapa. Con la escobilla podemos barrer la zona interior de la taza siempre en círculos de arriba a abajo, insistiendo en los conductos donde sale y desaparece el agua. Una vez ha finalizado, tiramos de la cadena y dejamos que el agua fluya. Para su secado, deberemos sujetar la escobilla en horizontal entre la taza y el asiento. Por último, desinfectaremos bien al escobilla para erradicar las bacterias que pueda tener.
De este modo, conseguiremos un baño limpio, perfecto y sobre todo, en óptimas condiciones de salubridad. Siguiendo estos sencillos pasos observaremos cómo limpiar nuestro inodoro es fácil y cómodo.