Las duchas de agua caliente siempre han sido concebidas como momentos de paz, de reflexión y de tranquilidad. Lo más recomendable en caso de tener problemas de sueño, es tomar duchas de agua caliente cada noche para poder descansar mejor.
Gracias a este tipo de acciones, podemos lograr un efecto detox, promover la renovación de las células de nuestra piel o bien, reducir procesos inflamatorios del cuerpo.
Las duchas de agua caliente relajan los músculos del cuerpo
Anteriormente en nuestro blog, hemos hablado sobre los beneficios de las duchas de agua fría. Generalmente, son las que podemos emplear a primera hora de la mañana para reactivar nuestro cuerpo y mente y afrontar el día a día. Sin embargo, cuando cae la noche, es preferible las duchas de agua caliente por su efecto sedante.
El agua caliente dilata los vasos sanguíneos y mejora notablemente la oxigenación de nuestra sangre. Las duchas de agua caliente consiguen que los músculos reciban más oxígeno, se acelera su recuperación y alivia el dolor muscular, así como el cansancio.
De esta manera, tendremos la posibilidad de relajar y desinflamar los músculos doloridos por hacer deporte o bien, por el estrés. El agua caliente también logra aflojar los tendones que puedan estar tensos, previniendo lesiones. Gracias a la escasa rigidez, podremos tener una mayor calidad de vida.
Por otro lado, las duchas de agua caliente son muy relajantes, como hemos indicado anteriormente. Si tenemos problema para conciliar el sueño, nada mejor que duchas de agua caliente cada día para irnos a dormir.
Este hecho provoca vasodilatación y con ello, ayuda a coger el sueño. Consigue hacernos sentir bien y limpios física y psicológicamente, dejando atrás problemas que nos hayan perturbado.
Las duchas de agua caliente estimulan la circulación
A menudo, cuando terminamos una dura jornada laboral, es lógico que tengamos dolores de cabeza. Antes que tomar algún tipo e medicamento, es preferible optar por métodos caseros que nos ayuden a mitigar los dolores.
No hay nada más relajarte que unas duchas desagua caliente que nos den en la cabeza. De este modo, el calor dilatará los vasos sanguíneos y permitirá que el oxígeno alcance a las células del cuerpo.
Por otro lado, las duchas de agua caliente estimulan la circulación y el sistema linfático, que es responsable de mantener saludables los tejidos de nuestro cuerpo. Por otra parte, al recibir duchas de agua caliente, el vapor que se libera contribuye a descongestionar las fosas nasales y limpiar los senos paranaSAles para así suprimir la mucosidad.
Además de todos los beneficios anteriores, hay uno especialmente que merece la pena destacar: calma la ansiedad. La clave para lograr que unas duchas de agua caliente nos relajen es que sea un hábito. Así sobrellevaremos el estrés y la ansiedad.
Hay estudios que evidencian que consiguen una disminución significativa de los pensamientos pesimistas sobre su futuro, calmando cuerpo y mente. Podemos combinarlo con meditación para mejorar la sensación.
La última de las ventajas es que las duchas de agua caliente eliminan toxinas. El agua caliente que penetra en nuestra piel, mejora el flujo de la sangre de nuestro sistema circulatorio y con ello, se abren los poros facilitando la supresión de toxinas.
Asimismo, se estimulan los sistemas tanto circulatorio como linfático, posibilitando al cuerpo drenar y expulsar los desechos que no necesita.
Como observamos, ducharse con agua caliente también resulta beneficioso para nosotros. Dependiendo de cuál sea nuestra necesidad y estado anímico, podremos escoger entre duchas de agua caliente o bien, duchas de agua fría.
Así, conseguiremos que el agua nos ayude a descansar y a relajarnos. Sin embargo, debemos tener muy presente que el agua es un bien escaso, por lo que los momentos de relax no deberán exceder de los 5 minutos.